Tal como dice el título de este post, el tan esperado viaje a Chile ya es un hecho. La verdad es que hemos esperado mucho tiempo desde aquella vez en que perdimos el vuelo producto de algunos problemas que los que bien me conocen saben que ocurrieron.
Han pasado más de 1000 días desde que perdimos ese vuelo y que la posibilidad de viajar a mi país cada vez se iba haciendo más y más imposible… han pasado muchas cosas, algunas, muy malas, demasiado malas, pero que gracias a nuestra Fe y Oración se han convertido poco a poco en algo muy bueno y lindo que ha sido un allegamiento sincero a Dios, a la iglesia, a caminar junto a Jesús.
Pero bueno, no quiero profundizar en lo que ya pasó, porque estos casi 3 años han sido de espera, de lucha, de una situación económica muy mala, etc… pero siempre con la esperanza de que algún día poder retomar esos planes que quedaron pendientes en enero de 2006.
Desde hace unos 4 meses comenzamos a “ver la luz”… una esperanza que nos decía “pronto podrán viajar e iniciar una nueva vida”… y gracias a Dios, y a la valiosísima intercesión de la Vírgen María, hace pocos días ya pudimos reservar y comprar los tan ansiados boletos, con lo que podría decir que si no sucede algún imprevisto, estaría retornando a mi país junto a mi esposa, mi hija y mi perrita.
Así que les comunico a mis familiares y amigos allá en Chile que si Dios quiere y el diablo no se sigue metiendo en nuestras vidas, estaría llegando a Santiago aproximadamente el ??/??/???? … (je je je… no publicaré la fecha, esa se las diré por correo personal a mi gente).
Pero no todo es felicidad.
Así es, no todo es color de rosa… lo digo porque este último tiempo, Lisset y yo hemos estado “sirviendo” o trabajando en la iglesia, ella en el “ministerio de orden” y yo en el “Ministerio de Canto y Música“, o sea, en el Coro, en los cuales hemos conocido a muchas personas muy lindas, muy buenas, que les hemos tomado mucho cariño, un cariño especial, un cariño de verdaderos hermanos… paralelamente, en el coro, he ido aprendiendo muchas cosas, desde los cantos que acá se tocan, hasta el “entenderme” musicalmente con los demás integrantes, y de paso, cumplir un sueño que siempre había tenido, y es el pertenecer a algún grupo musical, el cual acá en este coro, he podido participar cuando tocamos con toda la instrumentalización y sonido… guitarra, bajo, batería, timbales, bongós, etc., y todo apoyado por equipos de muy buena calidad y personas que realmente saben del tema… esto me ha hecho sentir muy bien, muy a gusto, muy realizado en este tema… y mejor aún, porque cada canción va dedicada a Dios.
Es por eso, que este retorno a Chile se torna un tanto triste, porque en lo personal, estoy empezando a conseguir lo que en 8 años en México no había encontrado fuera de la familia y es simplemente “sentirme a gusto“, “sentirme en casa“, “sentirme querido y respetado“… y eso, es irónico, porque ahora que estoy a pocas semanas de dejar México para iniciar una nueva vida en Chile es cuando comienzo a encontrar una estabilidad psicológica, social, espiritual, etc., (aunque no econímica)… pero bueno, creo que todo cambio, aunque es para mejor, debe tener un sacrificio, pues, si no, sería muy fácil.