Yo había tenido esta misma experiencia en el 2001 junto a mi esposa (entonces polola / novia), pero fuera de esa ocación, jamás había estado tan alto… bueno, aparte de las veces que he volado (en avión) y las veces que he subido a un cerro, lo que aquí me refiero es presisamente a estar en lo alto de un edificio.
El día antes que mis padres regresaran a Chile después de un mes entero en México, nos pasamos un día entero en la capital, y lo más lindo que pudimos hacer fue subir hasta el mirador de la Torre Latinoamericana, que es el edificio más alto de la ciudad (no estoy seguro si es el más alto o el segundo). La cosa que como el día estaba muy lindo decidimos contratar ese paquete turístico que consiste en subir al mirador de la torre tantas veces uno quiera en un día. Nos pusimos las pulseras típicas del turismo y nos metimos al ascensor que nos llevaría hasta la cima. El ascensor era el más entiguo que me he subido, operado por una persona y era extraño, porque tenía una gran palanca y el indicador de los pisos era bien rústico (antiguo).
Nos bajamos en el piso 37 que es el último piso de los ascensores, luego, hay que tomar otro ascensor que nos lleva hasta el piso 42 en donde hay un restaurante y un pequeño puesto en donde se pueden comprar recuerdos. La vista de la ciudad es fantástica.
Luego, se sube por unas escaleras un piso más (43) en donde hay una salita con asientos y un mirador hermoso, ya que hacia los 4 lados es de cristal y se tiene toda la ciudad a la vista. Pero aún queda un piso más, así que otra vez por escaleras subimos hasta lo más alto (piso 44), en donde el edificio ya es bastante angosto y nace la antena de la parte superior. Aquí ya no hay cristal, sino que el mirador es con rejas, así que se puede escuchar el ruído ambiente de la ciudad.
Pues qué decir de la vista, sencillamente espectacular, gracias a Dios no había tanto smog y se podía ver gran parte de la ciudad, y gracias a un tríptico que daban, se podían distinguir con gran claridad los puntos más importantes de la ciudad, como el Zócalo, el aeropuerto, la Basílica de Guadalupe, el WTC mexicano, la torre de Pemex, el volcán Popocatepetl (que apenas se veía), y demás edificios… gran vista, gran ciudad.
Después de esta experiencia me nacen nuevos sueños, nuevos deseos como subir al Empire State de N.York (que es el doble de alto), o la torre Sears de Chicago que tiene 108 pisos (uf, la Latinoamericana tiene 44, menos de la mitad)… en fin, fue una linda experiencia.