Es complicado para mi escribir sobre mi mamá, la señora Uberlinda Iris Faúndez Castro, sin humedecer mis ojos, pues ella emprendió el viaje a la eternidad, al escribir esta línea, apenas hace 9 días, el jueves 13 de enero de 2022.

Mi mamá se fue al cielo teniendo 74 años, y creo yo, fueron 74 años muy bien vividos. Sinceramente creo que, sin equivocarme, mi mamá puede llegar ante al Padre diciéndole “Misión Cumplida”; ella sin dudas fue una mujer excepcional, en todo aspecto, una mujer dulce, una persona que siempre estuvo al pendiente de la casa, de nuestro cuidado, sin quejarse una sola vez.

Era muy difícil, o imposible, verla molesta alguna vez. Con mi papá, con el cual estuvieron casados por más de 53 años, siempre fue muy cariñosa, siempre, hasta el último día que mi papá trabajó lo despidió con un beso y esperaba en la puerta de la casa hasta que él doblara en la esquina, diciéndose “adiós” ambos con las manos levantadas… una relación que sinceramente hoy en día no se ven.

Gracias a la Caja de Compensación Los Andes, mis papás pudieron viajar mucho por varios años, ya que esta organización se preocupaba mucho de los adultos mayores y les daban unos viajes muy bonitos, a distintas ciudades de Chile donde lo pasaban muy bien.

Mi mamá lavó toda la ropa a mano por varios años. Recuerdo que la primera lavadora que hubo en casa mi papá la compró más o menos por el año 1983 o 1984, es decir, mi mamita se pasó más de 15 años lavando toda la ropa a mano, la de mi papá, la de ella misma, y de mis 2 hermanos mayores, que usaron pañales de tela… incluso yo usé pañal de tela, los que obviamente había que lavar… uf, cuánto trabajo Dios mío… recuerdo que cuando mi papá compró esa lavadora, yo tenía unos 7 u 8 años de edad, y recuerdo perfectamente que mi mamá lloró de emoción al ver ese artefacto; yo no comprendía por qué esa exageración de emocionarse tanto por algo material… hoy si comprendo, mi mamá toda su vida había lavado ropa a mano y desde ese día pudo cambiar esa situación. 

Mi mamá tuvo la enorme tristeza de perder a su mamá (mi abuelita) cuando tenía apenas 15 años, era una niña, y como era la menor de sus hermanos (ellos eran 6), tuvo que de alguna manera “hacerse cargo” de la casa, ya que sus hermanos mayores trabajaban y ella comenzó a cocinarles, imagino que igual a lavar la ropa, etc.  Una infancia muy distinta le tocó vivir a mi mamita linda, muy sufrida, muy trabajada, luchada.

En la escuela de mis hermanos mi mamá siempre participó en el centro de padres, ocupando algún cargo; y en mi escuela, desde la básica fue tesorera, siempre llegaba a la reuniones o eventos, y todos mis compañeros la conocían, y como ella siempre fue una persona muy cariñosa, todos la querían mucho, varios de ellos le decían “tía”… y como acostumbrábamos a ir a estudiar a mi casa, incluso muchas veces mis compañeros se quedaban a dormir ahí, o también compañeros de mi hermano, ella siempre los atendió muy bien, dándoles desayuno, almuerzo, la cena, etc. Eso hizo que mis amigos y los de mi hermano la quisieran mucho.  Por esa razón, varios de ellos fueron a su velorio y funeral, en señal de agradecimiento.

Mi mamá tuvo la oportunidad de venir 2 veces a México, una vez en 2005 y otra en 2017, dos viajes sencillamente maravillosos, donde junto con mi papá pudo conocer la Basílica de Guadalupe, el Estadio Azteca, Cancún, Veracruz, las Ruinas de Palenque, Villahermosa, etc… aquí dejo sólo algunas fotos que se tomaron aquí en México

 

…en redacción…