Venía caminando a mi trabajo, pensando en mil cosas, soñando otras cuantas, viendo gente caminando, autos,etc., cuando de repente me llamó la atención una escena muy cotidiana: “una persona hablando por su celular“, y me puse a pensar… quizá esa persona está hablando con su pareja que está aquí mismo en la ciudad… o con su mamá, o con un amigo que está en otra ciudad, y por qué no?, en otro país, y no deja de ser cotidiano… y aquí, aprovechando esos 30 minutos que me tardo caminando en llegar a mi trabajo, eché a volar mis recuerdos y me trasladé a unos 35 años atrás cuando no existían todas estas facilidades para comunicarse, y me dieron ganas de escribir sobre ello.

Hace un tiempo escribí un post sobre de la diferencia que existe en comunicarse internacionalmente hoy en día a diferencia del año 2001 que fue cuando me vine a vivir a otro país (leer aquí).  Ahora quería hacer mención de una simple llamada telefónica pero hace mucho tiempo atrás, más o menos por el año 1980…

Resulta que en esos años, en mi casa no había teléfono, y si mal no recuerdo, en toda la cuadra el único aparato lo tenía mi vecina “Toyita”, que tenía un consultorio dentista.

Mi hermana Pilar, que hoy descansa en paz, vivía en Constitución, que queda cerca, a unos 110 kms. de Talca, y recuerdo que la comunicación con ella era bastante distinta a lo que se estila hoy en día.  En aquellos tiempos lo más común era enviar una carta escrita a mano, y ésta llegaba varios días después, y no sabías nada hasta que te llegaba una carta de respuesta, o sea, varios días o más de una semana más tarde.  Hoy en día, esa misma “conversa”, o carta, la podemos enviar por Whatsapp, por correo electrónico o llamando por teléfono, y llega en menos de 1 segundo al destino… que distinto.

Ahora bien, cuando el recado era un poco más urgente, mi hermana nos llamaba por teléfono a la casa de al lado, para lo cual, lógicamente el vecino tenía que ir a buscarnos y nosotros ir a su casa y poder pegarnos el aparato a la oreja y hablar… Casi siempre era mi papá o mamá los que iban a recibir la llamada, porque era importante… pero jamás olvidaré una vez que tuvo que ir mi hermano, y fui con él, y cuando ya habían hablado, me pasó el teléfono para saludar a mi hermana… recuerdo que se escuchaba muy bajito, para lo cual mi hermano presionó más duro el teléfono a mi oreja y pude escuchar mejor… yo tenía no más de 4 o 5 años de edad, y hablar por teléfono era algo simplemente de otro planeta, por eso, me costó mucho escuchar bien, y se imaginarán lo que yo decía, seguramente era “hola“, “bien“, “si“, “chao“… que para mi fue una de mis primeras “conversas” telefónicas que me puso realmente feliz.

Hoy en día, ha cambiado tanto, que las llamadas telefónicas son tan cotidianas, y si no tienes chance de llamar, existen aplicaciones de mensajerías, correos electrónicos, etc… en fin…

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *