La experiencia que les narraré a continuación ha sido, creo yo, la más fuerte que he vividoen toda mi vida, fue un momento muy intenso, en donde las pulsaciones del corazón saltaron a 1000 por hora; esto ocurrió aproximadamente en el año 1996 cuando hice el Servicio Militar allá en mi país Chile.

Como contexto, quiero comentar que en Chile el Servicio Militar, al menos en esos años, era muy rudo, muy intenso. Realmente te preparan para la guerra, a diferencia de lo que he visto aquí en México; y quisiera ser muy respetuoso en este sentido y al mismo tiempo aclaro que no estoy muy enterado de cómo es aquí, pero al menos de todos mis amigos y compañeros de trabajo, cuando se toca el tema del Servicio Militar, todos apuntan a una cosa: “Ir a Marchar”; es como si aquí en México el Servicio Militar fuera sólo eso, ir a practicar para un desfile, o bien para llevar cocinas comunitarias a los afectados por algún evento de la naturaleza como huracanes, terremotos, etc.

Aunque no me cabe duda que en México habrá algún sector de la milicia en donde los soldados son preparados para cualquier conflicto bélico, debe ser así… pero al menos de mis conocidos, absolutamente ninguno a comentado algún entrenamiento de tipo bélico, para la guerra, con armas, granadas, etc.

En Chile, en esos años el Servicio Miliar siempre fue obligatorio; y los jóvenes de 18 años eran separados en 2 grandes grupos, por una parte el contingente ordinario, que es donde está la mayoría de jóvenes, los cuales se van 2 años al extremo sur de Chile (y creo que a otros lugares también) a realizar su Servicio Militar, algo bastante duro, tanto física como psicológicamente, ya que están muy lejos de sus familias, novias, del mundo.

Por otro lado está el grupo donde estuve yo, que es donde están los jóvenes que están estudiando o van a entrar a la Universidad.  Este grupo de soldados hace un “Servicio Especial de Estudiantes”, en el cual la preparación es más enfocada a ser instructores del otro grupo de soldados.  De hecho era divertido escuchar a los sargentos y capitanes cuando nos decían que los “ejercicios de escuela” o los bélicos, nosotros los aprendíamos en una décima parte del tiempo que tarda el otro contingente, dando a entender que nosotros éramos de alguna forma “más listos”, o “más inteligentes” que el otro grupo.  De hecho, cada soldado que estuvo conmigo en ese contingente salió con un grado en la reserva del Ejército Chileno; yo tengo el grado de “Sargento Primero” en la reserva del Ejercito.

Bueno, creo que me salí un poco del tema…

 

 

En el Servicio Militar que estuve en Chile, que fueron 2 meses en 1995 y 2 meses en 1996, nos prepararon realmente para ir a la guerra, mucha instrucción de campo, cartografía, estrategias militares, nos tocó disparar mucho con el fisil/ametralladora modelo HK-G3, el cual aprendimos a desarmar incluso con los ojos vendados (esto porque en la guerra era muy posible que tuviéramos la necesidad de limpiar el fusil en la noche, en plena guerra, sin luz). 

Una se las instrucciones era tirar una granada, no igual, pero parecida a la de la siguiente imagen

Una granada es un aparato cilíndrico lleno de pólvora, el cual tiene un seguro y una especie de gatillo (o disparador).

El seguro es como una argolla que impide que se presione el gatillo, entonces cuando sacas el seguro ya puedes presionar ese gatillo; y una vez que lo presionas ya la granada está lista para explotar, y lo hará unos 5 segundos después de “soltar” ese gatillo.  Entonces, tú puedes agarrar con tus manos esa granada, quitarle el seguro y presionar el gatillo… hasta ahora la granada no explotará porque no lo has soltado… entonces puedes acomodarte bien, calcular tu tiro y lanzarla… al lanzarla obviamente soltarás ese gatillo, lo que quiere decir que en un aproximado de 5 segundos será la explosión.  Como dato, cuando sueltas el gatillo que habías presionado suena una especie de CLIC bien fuerte, indicando que ya está iniciada la cuenta regresiva para explotar.

En esos dos meses de entrenamiento, ya nos habían hecho una demostración de lanzamiento de granada, y la verdad la explosión es sumamente fuerte, es una bomba con un ruido ensordecedor que incluso en aquellos entrenamientos que hacíamos en unas montañas, había un par de vehículos chatarra (sólo el chasis) que se usaban para los mismos ejercicios, pues, los sargentos e instructores le lanzaban las granadas a esos vehículos y con la explosión se levantaban un par de metros con la fuerza de la detonación.

El día que casi se me sale el corazón.

Nosotros éramos 100 soldados, repartidos en 3 secciones, y llegó el día en que cada uno de nosotros lanzaría una granada en un cerro donde había una especia de acantilado.  

El instructor nos enseñó las 2 formas de lanzar una granada de mano; la primera poniendo los pies en L, una mano apuntando al frente y la otra mano que tiene la granada atrás… entonces esa mano con la granada pasa por sobre la cabeza, con el brazo totalmente estirado… haciendo un gran arco por sobre tu cabeza para luego soltar la granada hacia delante, para que dentro de unos pocos segundos explote.

Para hacernos esa demostración, a los 100 soldados nos hicieron tirarnos al piso detrás del sargento que estaba dando la instrucción.  Todos tirados en el piso, amontonados pero mirando al sargento, el cual puso sus pies en forma de L, quitó el seguro de la granada, presionó el gatillo y por sobre su cabeza lanzó la granada y se agachó cubriéndose la cabeza con sus manos.  5 o 6 segundos después vino la tremenda explosión y mucho polvo que se levantó.  Todos contentos, dichosos de haber sido testigos cercanos del lanzamiento de una granada de guerra… muchos se pararon para ver hacia abajo del acantilado los efectos de la explosión.  Como dato, nos hacían tirarnos al piso porque con la explosión es muy probable que en el momento de la explosión salten las llamadas “esquirlas”, que a veces son pedazos de roca, metales, etc.

Luego de un par de minutos el sargento siguió con su instrucción y nos enseñó la segunda forma de tirar esa granada; pero nos dijo que era muy peligroso, ya que esta forma, en vez de pasar la mano por sobre la cabeza, se hacer por debajo, haciendo una U grande, pero es poco recomendado porque al lanzarla cabe la posibilidad que te equivoques y en vez de soltarla hacia delante, la tires hacia atrás, algo extremadamente peligroso

Nuevamente todos los soldados nos tiramos en el piso detrás del instructor y se preparó para lanzar una nueva granada, esta vez con la forma poco recomendada, es decir, con la el brazo haciendo una U… y aquí vino lo fuerte, pues el sargento pone sus pies en L, apunta su mano izquierda hacia delante, y la mano derecha que tenía la granada hace esa U, pero en vez de lanzar la granada hacia delante, la tiró hacia atrás, donde estábamos todos nosotros y haciendo sonar ese “click” que te indica que la granada se activó. 

La verdad fue un momento muy fuerte; en esos pocos segundos todos quisimos correr pasando por encima de nosotros mismos; yo no me explico cómo llegué a un hoyo grande que había en la tierra a pocos metros de ahí, al mismo tiempo pensaba en el resto de los soldados, algunos de ellos compañeros de la escuela que quizá iban a morir en pocos segundos; pensaba que quizá me caerían restos de mis amigos en la cabeza, fue la verdad horrible, fue un escándalo generalizado, los sargentos gritando como locos para que nos salváramos, mis amigos gritando, chocándose, queriendo correr, etc… La verdad, creo que en mi vida jamás mi corazón latió tan fuerte… pero pasaron los segundos y la granada no explotaba, yo me hice bolita dentro de ese hoyo junto a algunos otros soldados que igual llegaron allí, los gritos continuaban, pero ya cuando habían pasado unos 10 o 15 segundos, muchos soldados ya iban corriendo a varios metros… la granada no explotaba cuando empezamos a escuchar las risas de los sargentos… ellos, sin darnos cuenta, no corrieron, se quedaron ahí… poco a poco fuimos comprendiendo que esa granada no iba a explotar, y al ver a los sargentos muertos de la risa entendimos que así sería.

Cuando ya habían pasado varios minutos y todo se calmó, los sargentos nos explicaron que esa granada no tenía pólvora, por eso ellos estaban seguros que no explotaría (me imagino la marcaron bien, o bien era mucho más liviana y estaban seguros cuál era).  Y pues, luego nos dijeron que todo eso era parte del mismo entrenamiento, que en la guerra te enfrentarás a situaciones incluso más complicadas que ésta y debíamos ser lo suficientemente fuertes para saber manejarlas.

En fin, fue una experiencia fuerte, que jamás olvidaré

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